26 de junio de 2017

Cocada


En la cocada está todo el Caribe. En el coco: el mar y el azúcar.
La que calma el calor, la que se lleva las palmeras consigo, la que estalla en la boca en un carnaval, en un delirio de salsa, de trópico y de piedras mojadas.
La cocada se menea al son del hielo. Baila entre la leche y la canela, y se deja llevar por las manos morenas que la sirven hasta las otras manos que la esperan. Se bebe gota a gota, porque en ella está el sabor cremoso de la tierra.
Elixir dulce y feliz. Bebida fría y bendita, que se toma de camino, que se bebe del Puerto a Lechería, que cruza contigo la aventura de ir a una isla y volver por la tarde. Que te embriaga de magia marina y brisa salada.
Que te revuelca, por último, en una experiencia deliciosa. Que te excita. Que te abraza antes de que se ponga el sol y en las noches calurosas. Envenenada a veces con ron, en Oriente o en cualquier lugar de la Costa. Del Caribe que se ahoga a los pies de sus cocos, mientras te resistes a beberlo todo, para que no se acabe nunca, para que no se le olvide al paladar que estás allí, en algún rincón de Venezuela.

25 de marzo de 2017

De un lado a otro


No llegué. No pude completar el viaje. No fui. No terminé el camino de vuelta a casa. Me detuve aquí en Málaga, de nuevo, y comienzo a viajar pero de otra forma. El viaje que ahora emprendo no me lleva por cielos ni carreteras. Los kilómetros se transforman en metros y los aviones y trenes, en bicicletas y autobuses urbanos. Ahora intento que los desplazamientos, tan cortos como son, me lleven no solo de un lugar de la ciudad a otro, sino además, a un nuevo lugar de mí mismo.
 

18 de febrero de 2017

Mañana


Pasa por encima.
Acaba con todo.
Destrúyelo y
empieza de nuevo.
Piérdete por el camino.
Regresa mañana
y mañana
y mañana.
Hasta que se acaben las horas.
Hasta que me acabe yo con ellas.
Hasta que llames y nadie te abra.
Hasta que desaparezca yo
o hasta que te canses tú.
Regresa con cada sol.
Hoy.
Y olvídame,
pero olvídame mañana.