2 de octubre de 2012

Sin querer se hizo post (III)



La siguiente playa fue Puinare, también en el Parque Nacional Mochima, desde la isla podían verse pasar los ferrys rumbo a Margarita, y decenas de peñeros cargados de bañistas ansiosos por conocer todas las pequeñas islas de la región. Otro inolvidable día de sol y agua salada.

Puinare, Parque Nacional Mochima. Puerto La Cruz, Venezuela

Al día siguiente sería yo quien iría a bordo de uno de esos ferrys; un viaje de tres horas en barco hasta la Isla de Margarita, también conocida como la perla del Caribe, no en vano porque los puestos de los artesanos están repletos de estás, con ellas fabrican collares, pulseras, pendientes, souvenirs, etc., y están por todos lados.

Al llegar me esperaba un buen grupo de familiares. Los días siguientes fueron un sinparar de cosas. Primero fue Playa Juventud en Pampatar, Punta Ballena, Castillo de San Carlos Borromeo, Rincón de las empanadas y Valle del Espíritu Santo para terminar en el centro de Porlamar, a tiempo para reencontrarme con una vieja amiga y para visitar El mundo del chocolate, un pequeño supermercado en el que solo hay chocolates, dulces y golosinas de todas las clases y de todas partes del mundo. El día en realidad terminó con un baño nocturno en la piscina.

Salinas de Pampatar. Vistas desde Punta Ballena. Isla de Margarita, Venezuela

Al día siguiente, habríamos de tomar un barco hasta la no menos encantadora Isla de Coche; aunque el viaje, de aproximadamente 40 minutos, fue un poco violento porque el mar estaba bastante revuelto, valió la pena pues nos recibieron kilómetros de arena blanca y mar azul, un sol inclemente eso sí, pero un agua tibia y transparente como para no salir en todo el día de su removedores brazos.

Punta blanca, Isla de coche, Venezuela

Por la tarde y ya de regreso en Margarita, vimos la puesta de sol más bonita del mundo, esta ocurre cada tarde en la ciudad de Juangriego, al norte de la isla, el cielo destila una cantidad de colores impresionantes y la gente se amontona en el Fortín de la Galera, solo para cautivarse con el último momento de luz. Y en verdad es cautivador. (Continuará)

Atardecer en la Bahía de Juangriego. Isla de Margarita, Venezuela

PD: El título de este post es un homenaje a esa linda canción de Pablo Herrero y José Luis Armentero.

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