Luego vino el obligado paseo por
Lechería, ciudad en la que se hayan depositados incontables recuerdos
infantiles, uno de ellos fue revivido, el de pasar a ver El árbol para vivir,
edificio del famoso arquitecto Fruto Vivas.
Edificio El árbol para vivir, Lechería, Venezuela. |
Los días pasaban muy rápido y los
viajes y las actividades no cesaban. Arapo, pequeño pueblo pesquero del estado
Sucre sería la siguiente parada. Allí visité a mi madrina y a su acogedora casa
de playa, en la que pase tantos puentes y fines de semana, allá en la
preadolescencia. Su costa está impregnada de las aventuras y fechorías de un
grupo de muchachos incansables y felices.
Arapo, pueblo pesquero en la costa de Sucre, Venezuela |
De vuelta a Puerto La Cruz nos esperaba
un día perfecto: Playa El Faro, en Islas Chimanas, Parque Nacional Mochima. Una
isla a la que se puede llegar en pequeñas embarcaciones llamadas Peñeros, que pueden tomarse desde el
mismo Paseo Colón, ósea el paseo marítimo de la ciudad. Al igual que el resto
de las islas de esta zona, está repleta de iguanas, sus únicas moradoras y
guardianas. El agua de esta playa es transparente, está decorada con preciosos
corales y desde sus montañas puede verse la ciudad, el Mar Caribe y otras islas
del mismo parque. De regreso a la ciudad, mi primo Emiliano me llevó a probar
la mejor cocaca del mundo, un batido dulce que se prepara licuando el coco
tierno, su agua, hielo granizado y leche condensada.
Playa El Faro, Parque Nacional Mochima. Puerto La Cruz, Venezuela. |
Vinieron más días de abrazos y
reencuentros, dulce de lechoza (papaya), pie de manzana, empanadas, pabellón,
chicha, tortas, pastelitos, cachitos de jamón, jalea de mango, naiboa,
hallacas, helado de jobito, chocolate caliente, arepas, queso guayanés,
cachapas, besitos de coco, arepas peladas, etc. (Continuará)
Impresionante dulce de lechoz de la abuela Petra |
PD: El título de este post es un
homenaje a esa linda canción de Pablo Herrero y José Luis Armentero.
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