23 de abril de 2012

Málaga, je t’aime (I)

Como cada año, y en esta ocasión del 21 al 28 de abril, se celebra el Festival de Málaga de cine español; como todo festival, una perfecta oportunidad de encuentro en la que seguramente predominará un solo tema: el cine (español) (o en español).

Este año tengo el grandioso privilegio de haber sido seleccionado como jurado de la sección de documentales, concretamente para otorgar el premio del público. Me espera pues, una semana, 18 películas y un voto.


Durante las primeras jornadas he podido visionar los documentales: Hijas de María Paz González, una historia que comienza como la búsqueda de raíces físicas y termina convirtiéndose en el encuentro de una identidad interior; El velador de Natalia Almada, un documental mexicano que muestra como la muerte de unos se convierte en la vida de otros; Hijos de las nubes de Álvaro Longoria, quizás lo más comercial que haya visto hasta ahora, una historia que se adentra en el conflicto saharaui; e Historia de un crimen de estado de Eduardo Cubillo, narra la historia de los movimientos independentistas canarios de los años ’70, concentrándose en el atentado que sufrió su líder más visible, Antonio Cubillo.


Hasta ahora podría decirse que predominan dos estilos claramente diferenciados, uno más tradicional y clásico, y otro innovador que mezcla el documento con un hilo levemente ficticio.




A la espera de otros catorce documentales de distintas nacionalidades y de un viernes deliberador, me despido con la única intensión de disfrutar de este festival, tanto como me sea posible. ¡Que viva el cine!







PD: El título de este post es un simple homenaje a la cinta colaborativa francesa y a todos los cortos que la componen.

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