Hoy me levanté con una noticia: West side story cumple 50 años. ¿50 años? ¡Increíble! Es sencillamente admirable que una película, después de tanto tiempo siga siendo moderna e innovadora. O por lo menos para mi lo es.
No podría recordar ahora mismo cuando fue que la vi por primera vez; lo que si sé es que, desde esa primera vez se convirtió en una de mis películas favoritas; de esas que puedes ver decenas de veces, si cansarte ni aburrirte ni nada.
West side story es la perfección en todo los sentidos, la maravillosa forma como se encuentran armonizados el baile, la música , los movimientos de cámara y los diálogos, son sencillamente imponentes, reformadores e irrepetibles. Y que decir de las fantásticas actuaciones de Natalie Wood o Rita Moreno, francamente nada, no se puede cuestionar nada de ellas. También son perfectas.
Así que hoy decidí rendir mi propio y muy personal homenaje a la cinta, y desde muy temprano, mientras levantaba la casa, hacía el almuerzo y algunos deberes universitarios, mi tele transmitía West side story a toda voz, yo tarareaba I feel pretty y los vecinos con toda seguridad rabiaban de indignación.
Gracias Robert por ese magnifico Shakespeare que has dibujado para la eternidad, gracias Jeromen por tus imponentes coreografías. Gracias María, Tony, Bernardo, Anita, gracias a todos los chicos por hacer del amor una tragedia y de la tragedia un amor.
PD: El título de este post es un pequeño homenaje al ya universal tango de Carlos Gardel, Volver.
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