Os
diré lo que pasó: FNAC encargó a Lucas Figueroa dirigir un spot publicitario, pero éste que es tan creativo cogió el argumento
de Danzad, danzad, malditos (Sydney
Pollack, 1969) y el final de El gato
negro de Allan Poe y en lugar de un spot
le salió un largometraje ineditísimo, y le llamo Viral.
Para
asegurar el éxito en taquilla claro, porque el de la crítica se veía ya venir, contrataron
al grupo Auryn para que cantara los temas de la película y así garantizar por
supuesto, un target más amplio. Et voilà,
el cine español ha sido salvado.
Claro
que después las cosas se les fueron de las manos a FNAC y aquello se convirtió
más bien en un festín de marcas y emplazamientos qué ya hubiese querido Farmacia de guardia; y en el que como
habían tantos minutos que rellenar, hasta Maxim Huertas pudo presentar su libro
Una tienda en París. Que del cerdo se
aprovecha todo señores.
Ah y
la historia pues, bueno, qué más da, mientras sea medianamente entretenida, que
lo es, y los actores muy guapos, que lo son, lo demás es secundario. Eso sí,
contiene un discurso crítico a la telebasura que si bien no aporta nada nuevo,
al menos nos recuerda la cantidad de mierda que nos quieren hacer tragar los
grandes grupos de comunicación de este país, y eso hay que tenerlo muy presente
porque como nos descuidemos nos va pasar como a los padres de Chihiro, solo que
la comida nos la van a servir Paz y Jorge Javier.
Además
de todo lo dicho, Viral es también un
thriller de suspenso y una comedia y una burla a todo el que se respete ser un
espectador cinematográfico medianamente ávido. Pero en la viña del señor
cabemos todos, incluso Lucas Figueroa, incluso Auryn, incluso las novelas de
Maxim huertas.
PD:
El título de este post es un homenaje a la entrañable película de Peter Weir.
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