21 de abril de 2013

De Coixet a Isabel



Javier y Candela son actores que me interesa y divierte muchísimo ver en el cine. Son en sí mismo dos grandes personajes del imaginario cinematográfico español; pero bajo la custodia de Coixet han deslucido una barbaridad. Empezando porque la película tiene un pésimo arranque, en todas sus dimensiones: malos diálogos, interpretación regular, narración confusa, planos de sobra…


También es paradójico porque Ayer no termina nunca sin embargo, tiene un excelente final, lo que crea un contraste aberrante que en lo absoluto es beneficioso para la historia. Pero todo hay que decirlo, esta evoluciona a favor de los actores y sobre todo a favor de los personajes. Pero no pegan nada la mega propaganda de Estrella Damm, que solo faltó rotular: Estrella Dam presenta:; y el discurso crítico y desmotivador sobre la realidad social y económica española, sobre todo viniendo de Coixet. Encima es una cinta futurista, lo que la hace todavía más pesimista, lo que precisamente menos le hace falta al país.

En la rueda de prensa posterior al estreno, Coixet ha desmentido que se trate de una cinta tesis o política, pero es evidente que es su discurso el que a ratos posee a sus personajes, cuales mediums terminan convirtiéndola precisamente a ella en una especie de voz omnipresente. Y el hecho de que se trate de una película diálogo, con solo dos personajes parloteando todo el rato, no hace más que acentuar ese discurso y esa intención.

Ayer no termina nunca abre el 16º Festival de Málaga de Cine Español y lo hace recordándonos, al igual que lo han hecho Almodóvar y sus amantes pasajeros, que no existen lo grandes directores ni las grandes estrellas, tan solo grandes películas.

Y reitero mi grandísimo aplauso a Candela Peña.

 
PD: El título de este post es un sencillo homenaje al libro de Siegfied Kracauer.

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