Javier
y Candela son actores que me interesa y divierte muchísimo ver en el cine. Son
en sí mismo dos grandes personajes del imaginario cinematográfico español; pero
bajo la custodia de Coixet han deslucido una barbaridad. Empezando porque la
película tiene un pésimo arranque, en todas sus dimensiones: malos diálogos,
interpretación regular, narración confusa, planos de sobra…
También
es paradójico porque Ayer no termina
nunca sin embargo, tiene un excelente final, lo que crea un contraste
aberrante que en lo absoluto es beneficioso para la historia. Pero todo hay que
decirlo, esta evoluciona a favor de los actores y sobre todo a favor de los
personajes. Pero no pegan nada la mega propaganda de Estrella Damm, que solo
faltó rotular: Estrella Dam presenta:;
y el discurso crítico y desmotivador sobre la realidad social y económica
española, sobre todo viniendo de Coixet. Encima es una cinta futurista, lo que
la hace todavía más pesimista, lo que precisamente menos le hace falta al país.
En
la rueda de prensa posterior al estreno, Coixet ha desmentido que se trate de
una cinta tesis o política, pero es evidente que es su
discurso el que a ratos posee a sus personajes, cuales mediums terminan convirtiéndola precisamente a ella en una especie
de voz omnipresente. Y el hecho de que se trate de una película diálogo, con
solo dos personajes parloteando todo el rato, no hace más que acentuar ese
discurso y esa intención.
Ayer no termina nunca abre
el 16º Festival de Málaga de Cine Español y lo hace recordándonos, al igual que
lo han hecho Almodóvar y sus amantes
pasajeros, que no existen lo grandes directores ni las grandes estrellas,
tan solo grandes películas.
Y
reitero mi grandísimo aplauso a Candela Peña.
PD:
El título de este post es un sencillo homenaje al libro de Siegfied Kracauer.
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