Chile imaginario es
un ejercicio visual de una estética inédita y un acabado exquisito. Un corto
documental que se presenta como la construcción de una realidad a partir de la
mirada y los recuerdos familiares de un grupo de jóvenes chilenos. De cómo ven
e interpretan su pasado y de cómo se imaginan el futuro. Es el imaginario de un
pueblo que en un ejercicio de reflexión, nos presentan la realidad de un país
desde una perspectiva cálida y, sin duda, con una veracidad incuestionable.
Después
de ver semejante síntesis, y por su estilo y tema, a mi solo se me ocurre una
comparación: Persepolis (V. Paronnaud
& M. Satrapi, 2007). Claudio Díaz Valdés habla desde un surrealismo puro y
moderno, sobre las condiciones de una sociedad evidentemente marcada por una
dictadura, trastocada por una no menos dura transición y claro, volcada en un
presente que es el que precisamente trata de interpretar, de moldear y dar
sentido en medio de una tormenta de diferentes ideas y opiniones que, lejos de
confundir, hablan de un mismo Chile y en definitiva, reconstruyen y aclaran un
presente incierto.
De
entre la vasta y multicultural selección de documentales a concurso, del 16º
Festival de Málaga de Cine Español, Chile
imaginario abre una competencia prometedora.
PD:
El título de este post es un sencillo homenaje al blog del buen amigo Pedro
Camacho.
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