Me
da igual lo que diga la crítica, Los
amantes pasajeros me encantó y me la he pasado en grande con ella, me reí
como Linda Blair poseída en su dormitorio, inundé el cine con mis carcajadas y
de paso, he logrado sacar un mensaje positivo de toda este pastiche de cosas y
de historias disparatadas y sin sentido. Una película tonta, si, como dijo
Carlos Boyero, pero… ¡es Pedro Almodóvar y yo tenía que ir a verla!
Tampoco
es que se trate de su mejor obra, ni mucho menos, probablemente lo mejor de
este director ya lo hemos visto. Y es cierto que buena parte de su filmografía
goza de mucha seriedad y trata unos temas profundísimos (Todo sobre mi madre, Hable con ella, Los abrazos rotos); pero no
olvidemos que también ha hecho películas tontas y divertidas en sus inicios (Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón,
Laberinto de pasiones, Entre tinieblas). Con esto no quiero decir que Los amantes pasajeros sea una vuelta al
pasado, o que esté tratando de rescatar un estilo perdido. En lo absoluto. Es
más bien una vuelta al humor (o dicho mejor: a la comedia), pero desde las
claves construidas y acumuladas tras más de treinta años de carrera y una filmografía
basta y compleja a sus espaldas.
En resumen, yo la definiría como una comedia coral predecible y sin ambiciones, sencilla y diseñada para pensar más bien poco; pero muy divertida, con Javier Cámara y Lola Dueñas (mis preferidos), con momentos de encantadora comicidad. O, una declaración de amor y un tributo a las drogas y al sexo. En todo caso, nos habla de la sinceridad, de reconciliaciones y liberaciones, y de las complejas relaciones humanas.
Y
claro, también está repleta de maricas. ¿O es coincidencia que en un vuelo de
Madrid a México, el comandante, el copiloto y los tres azafatos sean gays? No.
Es una pelí de Almodóvar.
Y os
dejo porque echan Volver en La Sexta
3
PD:
El título de este post es un homenaje a esa gran película de Simon West y que
protagonizara Nicolas Cage en aquel maravilloso 1997.
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