Mas
que una consecutiva, innecesaria y mecánica memorización de conceptos (que
algunos insisten en planteárselo de ese modo), la Introducción a las relaciones
públicas, una asignatura que quizás no sienta nada bien en un primer curso de
Comunicación Audiovisual, ha sido algo más bien referencial; con un objetivo claro:
el de crear una visión generalista sobre como funcionan las cosas en el
mundillo RR.PP-Publicidad-Marketing. Generalista por no decir básica, demasiado
básica.
Para
mi ha sido como una nube de polvo a la que he atravesado al más puro estilo
Phoebe Buffet poniéndose perfume (para su mejor comprensión ver el vídeo
siguiente).
Algunas
motas de polvo han caído sobre mi pelo y por absorción han entrado en mi mente
sin darme yo cuenta de nada. Otras han quedado en mi ropa, y estas, al cambiarlas
y lavarlas no han sido capaces de grabar ninguna de esas partículas.
Así
nos fue en el examen, un poco de cultura general, otro tanto de suerte, todo ha
ayudado. Ni fácil ni difícil, pero a grosso modo, aprobable. ¿O no?
Lo
que si ha quedado claro es que toda unidad social (empresas, instituciones,
personas, organizaciones, ONGs, políticos, bancos, cantantes, directores de
cines, novelistas, etc.), tienden a mostrar nuestra mejor cara, siempre con
segundas intenciones. Hombre claro que hay excepciones, sobre todo en la unidad
última: las personas. Algunos todavía sonreímos porque nos sale de dentro.
PD:
El título de este post es un pequeño homenaje al filme de 1992, en la que
Stallone no hace ni de Rocky ni de Rambo.
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