He crecido queriendo, admirando y
viendo a Lourdes Valera en el cine, el teatro y la televisión. Esta mañana al
despertarme, recibí la noticia de que ya no está con nosotros… ¿O si?
Comencé a admirar a Lourdes cuando hace
unos 15 años, alquilé en el antiguo Blockbuster del elevado de Puerto La Cruz, Desnudo con naranjas de Luis Alberto
Lamata. Esa primera escena, ese estallido al final del filme y las continuas referencias
al presente, en el que aparecía ella caracterizada como una anciana relatando
la triste historia de un cuadro; me dejaron completamente maravillado. En aquel
momento supe que estaba ante una de las mejores actrices de Venezuela. Más
recientemente, en Taita Boves volvió a
desdoblarse y a convertir su cuerpo en algo totalmente desconocido (en total
hizo 6 películas).
De su paso por la televisión la
recuerdo por telenovelas como: La dos
dianas, Contra viento y marea o El país de las mujeres, pero sobre todo
por su fantástico papel en Ciudad bendita;
aunque también apareció en clásicos como Topacio,
Cristal y Señora. Su voz inconfundible y sus personajes casi siempre
realistas, se convirtieron en alguna época de mi vida, en una de las buenas
razones por la que encender el televisor valía la pena.
Su incursión en el teatro fue aun más
temprana e interesante. Y aunque Confesiones
de mujeres de treinta fue una producción meramente comercial, disfruté muchísimo
con su personaje, lloré y reí en la sala de Puertoteatro
de la avenida Municipal hasta en dos ocasiones. Era absolutamente placentero
sentarse a escuchar aquellos monólogos tan divertidos, pero también reflexivos
y aleccionadores (“la de la manchitaaaaa”).
Uno siempre cree que los artistas que tanto nos gustan, siempre estarán allí para maravillarnos una y otra vez con sus creaciones. Uno siempre cree que habrá otra función y otra oportunidad para verles nacer y morir sobre un escenario, y Lourdes es una de esas actrices que siempre quieres volver a ver por puro placer visual, sin importar el papel que haga y dónde o como.
Desde que salí de Venezuela siempre
pienso en todo lo que haré cuando vuelva, una de esas cosas era ir al teatro a
ver a Lourdes Valera.
PD: El título de este post es un
homenaje a la cinta de Luis Alberto Lamata y a su esposa Lourdes Valera.
1 comentario:
Gracias :)
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