30 de noviembre de 2011

El festival interminable

Por fin pude poner pie en FANCINE 2011, concretamente en la proyección de una de las pelis a concurso: la italiana “Krokodyle” de Steffano Bessoni, una historia absurda sobre el grotesco imaginario de un joven artista, que a su vez viene a ser una crítica o una reflexión sobre el sistema de producción del mundo audiovisual.

En realidad la película no termina de ser de mi agrado, me encantó la estética, notoriamente influenciada por las de Burton o Del Toro, entre otros, la música y sobre todo el mensaje y la línea filosófica, con la cual creo me identifico bastante; pero nunca me convenció su ritmo, según creo: atrofiado gracias a un guión frágil y deficiente. Aunque me quedo con una frase: “Yo mismo soy producto de mi imaginación”.

Lo mejor vino después, cuando el mismísimo director del film se dejó entrevistar por el público presente. Hubo muchas preguntas interesantes acerca de la realización y las técnicas utilizadas y otras de índoles diferentes pero igualmente oportunas.


El cine fantástico se presenta como un espectáculo sin preceptos, sin límites creativos. La tecnología nos lo da todo, aunque siento igual fascinación por los métodos artesanales de Jin Henson como por el 3D de James Cameron. La fantasía puede hacernos recorrer caminos torcidos, llenarnos de luz y de vida, al mismo tiempo que de acción, capas y espadas. Tal vez no sea el genero cinematográfico rey, pero si el que mas visiones nos ha aportado sobre el presente, en el que vivimos y en el que vivirán otros algún día.


Les dejo el trailer para que se animen también a verla.

PD: El título de este post es un pequeño homenaje al libro de Michael Ende y también a la película de Wolfgang Petersen.

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